El futuro manto de la Virgen de la Esperanza es un puente entre el Renacimiento y el siglo XXI. Su trazado a candelieri –columna vertebral que reparte la decoración en dos mitades simétricas– bebe directamente de los grutescos descubiertos en la Domus Aurea y de la tradición bordadora andaluza. Desde ese eje brotan roleos de acanto, guirnaldas y jarrones rebosantes de flores, un jardín de oro que evoca el “hortus conclusus” mariano: azucenas de pureza, azahar de promesa, rosas de amor y romero malagueño